LAS INTERJECCIONES EN EL LENGUAJE

Interjecciones

Por antonomasia, las interjecciones son un buen indicador del lenguaje espontáneo y, por tanto, de la pragmática (subcampo de la lingüística que estudia los principios de la comunicación humana y cómo el contexto influye en la interpretación del significado).

Podemos observar 3 tipos: 1 – onomatopéyicos (adaptaciones fonémicas de ruidos o acciones), 2 – apelativos (destinados a atraer la atención del interlocutor o a imponer una determinada actitud), 3 – emotivos, aquellos que manifiestan el estado de ánimo del hablante ante lo que expone, ante lo que experimenta internamente o ante la propia situación.

Cada interjección puede aludir a una gran variedad de realidades, que sólo pueden deducirse del contexto. Las referencias de las interjecciones son múltiples y variables de una situación a otra, por lo que los límites de su aplicabilidad son siempre difusos. Por ello, resulta aún más complicado, si cabe, encontrar el propósito comunicativo de una interjección en una situación de diálogo muy concreta de una lengua determinada para trasladarla a otra. Por lo tanto, la traducción de interjecciones es un terreno fértil para la cartografía pragmática si no se tienen en cuenta estas consideraciones.

1.1. Interjecciones onomatopéyicas

En los audiovisuales, no encontramos muchas interjecciones onomatopéyicas, quizás porque son más propias de otras tipologías textuales y audiovisuales (dibujos animados destinados a un público infantil).

Un ejemplo podría ser:

¡Pss-pss-pss-pss-ss! Por aquí. – ¡Pst, pst, pst! ¡Ya estoy aquí!

 

1.2. Interjecciones apelativas

Esta modalidad no presenta muchas dificultades de traducción, ya que estas partículas tienen usos pragmáticos bastante similares en inglés y español.

He aquí algunos ejemplos:

¡Oye, Juan! ¡Vete de aquí!

¡Eh, chico!. Puedes… ? – Hola, chico. ¿Puedes… ?

Aquí puedes ver más ejemplos de oraciones con la palabra eh

1.3 Intervenciones emocionales

Recuerda que son los que muestran el estado de ánimo del hablante en relación con lo que está diciendo, lo que está experimentando internamente o en relación con la situación en la que se encuentra. Algunos de los siguientes casos corresponden a estas características, según el tipo de emoción expresada:

1 – Sorpresa, asombro, admiración, decepción, compasión, miedo (entre otras emociones y estados de ánimo que pueden deducirse en función de la situación comunicativa y del contexto).

Wow – Wow

Fíu – Fiu

Oh, sí

(Pregunta a un personaje si está bien y él responde)

¡Diablos, sí, hombre! ¡Es un subidón! – ¡Ves, hombre! ¡Una estampida!

2 – Acuerdo, asentimiento o aprobación

De acuerdo. De acuerdo. – De acuerdo. Muy bien.

Ajá. Sí. ¿Ves? ¿Sabes qué? – Ajá. Sí. Mira, ¿sabes qué? No tengo ni idea.

3 – Desaprobación, rechazo, desdén o disgusto.

Oh, vamos… ¡! ¡Tienes que estar bromeando! – ¡Vamos, Julio! ¡Tienes que estar bromeando!

4 – Conmoción, asombro o dolor

¡Auch! – ¡Ay!

¡Ah! Quita tus manos de encima… – ¡Ah! Quita eso de ahí.

5 – Duda, reserva, vacilación, desconfianza

Mmmmmmm

6 –  Sarcasmo, incredulidad, ironía

¿Ah, sí? ¿Y para cuándo?

La ubicuidad del “oh” y sus dificultades.

Una interjección que encuentro curiosa es “oh”. Tradicionalmente, es la que más problemas causa en la traducción, quizá porque su uso en todo tipo de situaciones diferentes la convierte en una partícula difícil de sistematizar a la hora de hacer correspondencias en español. Destacamos el caso de “oh, sí”, que es uno de los anglicismos pragmáticos más extendidos y más criticados, porque en el doblaje solemos escuchar muchos “¡oh, sí!”. En lugar del habitual “ah, sí”.

A diferencia del inglés, en nuestro idioma casi nunca lo utilizamos en la conversación cotidiana, por lo que las veces que aparece en el diálogo en inglés tenemos que recurrir a diferentes estrategias.

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