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Berlín: la ciudad de la memoria

Por: Carolina García

 

Uno de los sueños que había tenido hasta este momento de mi vida era conocer los restos de este muro. Un lugar donde se pueden recordar los horrores que causa la división, no sólo ideológica y física; sino espiritual. Se separaron miles de familias, amores, compañeros, ritmos de vida, costumbres y demás. Berlín, es una ciudad llena de magia y nostalgia, llena de perdón y de expresiones que no encuentran la manera de disculparse por lo sucedido. El Muro de Berlín, es uno de esos tantos lugares que ayudan a recordar las atrocidades de la guerra, sobre todo de la falta de paciencia y amor por el prójimo, que no piensa ni es igual a mí.

Al recorrer la ciudad nos podemos encontrar con una cantidad de espacios dedicados a la memoria del holocausto; uno de los sucesos que marca el S XX y el resto de la historia de la humanidad. Lugares como el Museo Judío de Berlín, que se encargan de mantener viva la memoria sobre las atrocidades cometidas por el hombre, cuentan una versión de la historia por medio de la exposición de cartas y objetos comunes que usaban los judíos en los campos de concentración. Por otro lado, se encuentra el Museo al aire libre, que expone los restos del muro y se encarga de explicar la manera en la que eran seleccionadas las personas que posteriormente llevarían a los campos de concentración; pruebas físicas, la medición de sus extremidades y el observar minuciosamente sus facciones, para así poder deparar su futuro.

Sin duda Berlín es una ciudad llena de historia, que gracias a la oportunidad de realizar el Study Tour puedo decir que conocí más a fondo. La experiencia de conocer Europa Occidental, y de observar de cerca las burocracias y demás instituciones, son sucesos que enriquecen la vida de cualquier persona; además de brindar nuevas herramientas y perspectivas para el desarrollo de un campo laboral.

Algo tan sencillo como caminar por las calles se volvía maravilloso, se podían visualizar y escuchar una inmensidad de culturas pasar por tu alrededor; nuevas perspectivas sobre sucesos que nosotros consideramos inauditos y el apasionarme más por mi carrera, son unas de las tantas cosas que adquirí. Hasta sellar el pasaporte con el sello de la policía secreta se volvía algo genial.

Para describir la experiencia solo puedo recordar una frase que observé en el museo de la Historia Europea, en Bruselas:

“…if anything can, it is memory that will save humanity. For me, hope without memory is like memory without hope.” (Elie Wiesel, 1986)

 

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